Yo quisiera ser torero,
y en la cuadrilla de Paula,
o de mi Curro Romero,
salir de banderillero.
En mi turno en banderillas,
citaria de rodillas,
me levantaría y al quiebro,
clavaría en el morrillo,
morrillo de un toro negro.
La Maestranza aclamaría,
sonaría el pasodoble,
y el público en sus tendidos,
gritarían hacia al albero,
¡¡¡vivan los banderilleros!!!.