Podría estar toda la noche nombrando cualidades de estos hombres de luces dentro de la plaza y de oro fuera de ella. ¡Que calidad humana!, ¡que generosidad!, ¡que sensillez!, ¡que naturalidad!, ¡que sensatez!, ¡que amor a los animales y a los semejantes!, ¡que valores!,..., en una palabra, ¡que toreros!, dentro y fuera de la plaza.
¡Muchas gracias maestros!, por todo lo que al aficionado nos regalais jugándo con vuestras vidas en un ruedo y por todo lo que me habeís regalado a mi este día, que nunca se borrará en mi buena memoria de aficionado.
¡Muchas gracias maestros!, ¡muchas gracias maestro PACO CERVANTES!, ¡ muchas gracias maestro LUÍS FRANCISCO ESPLÁ!. Ya os llevaba en mi corazón de aficionado pero a partir de hoy os llevo también en el de mis amigos, siempre, claro está y por encima de todo, desde el respeto y desde la admiración que siento hacia todos los TOREROS.